Sin poder llorar, lloraré lo que he perdido y añoraré lo que no tuve. Sin sorpresas, una vez más. Sabíamos que ocurriría desde el principio. Ojalá me eches de menos mucho tiempo (no pienso ser hipócrita, lo siento)... y ojalá seas capaz de confesármelo.
Ya le daré alguna vuelta más cuando no esté tan jodidamente reciente y, quizás, saque una historia bonita de esto que me arde por dentro. Por ahora sólo pienso en conseguir respirar, en el momento de pasar por delante de tu hogar y no mirar y en lo que me tiene el destino preparado para el futuro. ¡Por el futuro incierto! No hace ni dos días que brindé por ello.
Parece que alguien lanzó la segunda moneda sin preguntarme y cayó por el lado más oscuro. Me toca colgar la armadura y ponerme el traje de fiesta, al fin y al cabo sigo celebrando mi cumpleaños (aunque, por cierto, hoy es el tuyo... felicidades) y no me va a servir de nada seguir luchando contra molinos de aire. Maldita Dulcinea, malditas lágrimas negras que recorrían tus mejillas y malditos los recuerdos que vuelven a tu corazón incomprensible.
Ahí tienes esas dos gardenias que un día alumbraron algo maravilloso, hoy muertas y olvidadas. Qué fácil me pasan los recuerdos esta noche, ya ni me acordaba de la cantidad de veces que nos habíamos besado y sonreído, espero que tú también sufras esta noche, me lo merezco.
lunes, 21 de febrero de 2011
C'est fini
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Juas, siento las gotas negras espesas y moradas que caen dentro de tí... un abrazo y mucho ánimo. Cualquier cosa sabes que rondo por aquí
ResponderEliminarQue le vayan dando mucho por culo, básicamente. Anda a la mierda!!!
ResponderEliminarRecuerda tus palbras de consejo este verano. Hay cuatrocientas mil, y mucho mejores que ella, aunque tú ahora no lo veas.
El jefe del aberroncho
jajaja. estoy de acuerdo con el anónimo :)
ResponderEliminarEl dolor es caduco, el error es perenne.
ResponderEliminarQuién pierde más, quien amó o quien no aprendió a amar.