Cuando más podría dudar, más seguro lo tengo. Cuanto más flaquean mis fuerzas, más recuerdo tus besos, más recuerdo tu sonrisa. El Manrique de Bécquer se volvería loco (o, al menos, loco de envidia) si supiera que yo he llegado a su rayo de luna, al rayo de luna por el que él envileció su vida, al rayo de luna por el que perder la cordura.
Estaré esperando cada anochecer a que vuelvas a iluminarme y, aunque tenga que hacerlo por el resto de mis días por culpa de tu mala memoria, conseguiré que me quieras una y otra vez. Tenemos hasta el amanecer, nos amaremos agotando hasta el último segundo. No te vayas nunca sin mirarme una última vez, no te vayas nunca sin regalarme tu contacto como despedida, no me dejes sin que sienta que me quieres... la vuelta a casa me gusta hacerla con las gafas de sol, buena música de fondo y el olor de tus labios en mi cuello.
Hasta pronto, luna mía, hasta luego solecillo. Sonrío mientras te escribo porque te recuerdo. Sonríe, corazón, sonríe sin pensar en nada más. Seamos hedonistas juntos, seamos hedonistas hasta que te des cuenta de que lo haces por amor.
miércoles, 5 de enero de 2011
Hedonista
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Si es que cualquier cosa que te pueda decir se queda corta... es sencillamente brillante y cautivador.
ResponderEliminar@jansel: "el olor de tus labios en mi cuello" increíble sinestesia. me has llegado de manera reconfortante en esta solitaria noche. gracias.
ResponderEliminargracias a los dos. @jansel, para que luego digan que los seguidores de inner no tenemos nuestro corazoncito :) , muchas gracias. Las noches no son solitarias si piensas en la cantidad de gente que siente lo mismo que nosotros; cada vez me siento más acompañado por extraños que se hacen como hermanos.
ResponderEliminarUn abrazo.