domingo, 3 de octubre de 2010

Verdemar



Ojos verdes, ojos prohibidos.
Atracción furtiva, relación imperdonable,
miradas cautivas cruzadas entre el gentío.
Atracción sin remedio, deseo incontrolable.

Fuiste poesía mas eres arte
que moldeo con mis dedos lascivos.
Eres profunda, eres salvaje,
eres la diosa de los vicios.

Llámalo lujuria encerrada,
el defecto de la carne, los pecados.
Lloras inconsciente y atrapada,
inmovilizada por mis manos.



Cierras los ojos perdida, pestañeas con fuerza mientras aspiras incrédula la primera bocanada del cigarro de después. Aún no sabes cómo sucedió, aún no entiendes por qué estás desnuda, aún escondes tu mano al ver el anillo que rodea tu anular. Hay demasiadas coincidencias y casualidades como para explicártelas ahora, limítate a apoyarte en mi pecho e intenta descansar un rato, te lo mereces. Tu cuerpo, aún febril, palpita húmedo y caliente ante mis caricias. La musculatura de tu espalda se contrae espasmódicamente con los vestigios de tu último orgasmo y no puedes evitar gemir al sentir el roce de mi pierna.

Esta noche mi cuerpo te pertenece, esta noche te has ganado soñar con una vida distinta, esta noche creerás de nuevo en el cariño de un extraño. Levantas la mirada y fijas tus oscuros ojos verdes en los míos. Me odias, lo sé, lo he sentido en cada beso, en cada mordisco. Odias haber caído, odias haber sido presa, odias darme la razón por última vez esta velada. Me llamas hijo de puta antes de besarme y volver a colocar tu cabeza sobre mi corazón. Tus brazos me rodean y tus dedos me acarician, me arañan suavemente.

Mi cuerpo agradece el final de tu demencia. Tu locura ha estado a punto de mutilarme en varias ocasiones, tus dientes se mantendrán marcados en mi cuerpo una larga temporada, incluso tendré que curarme algunas heridas. Sonrío, has sido tal y como imaginé. Eres una loba domada pero aún te queda instinto, ha sido un placer conseguir parte de ese potencial, aunque lo mejor haya sido repetir. Intenta dormir, estás algo dolorida y no podrás hacer nada más hasta mañana. No luches por mantenerte despierta, lo hagas como lo hagas volverás a la realidad así que déjate llevar. Quién sabe, quizá mañana aún siga aquí.

Es posible que no recuerde tu nombre, seguro que jamás podré recordar lo que llevabas puesto pero, te prometo, tu mirada la tendré clavada el resto de mi vida. Ojos malvados, ojos de serpiente, ojos viles.

Meto mis dedos entre tu pelo, masajeo tu craneo y te induzco en un estado de sopor. Ya está bien por hoy. Descansa mi vida, sueña tranquila, yo te aguardo. No puedo evitar oler tu pelo y sentirme solo en esta cama. Ojalá la soledad tuviera otro color, ojalá supiera de quién es este cuerpo, ojalá pudiera elegir pero, como siempre, el destino es demasiado caprichoso.

Cierro los ojos al fin. Buenas noches preciosa. Buenas noches.

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