lunes, 21 de junio de 2010

Lo siento

Publicado el 7 de Noviembre de 2006 a la 1:26

La niebla lo llamaba desde el horizonte. Perdido continuaba caminando buscando ese atardecer soñado, continuaba llorando por la vez que renunció. Caminaba con los ojos cerrados, caminaba con el corazón agazapado.

Recordaba. Soñaba. Demasiadas lágrimas para algo tan efímero.

Recordaba. Soñaba. Escuchaba a la tierra gemir, la escuchaba llorar.

Deja de seguirme, deja de buscarme. Déjame.

Olvidó esas palabras tan pronto como las imaginó. Un escalofrío le atravesó la columna vertebral mas no tembló. La lluvia pronto lo abrazó. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo continuar? Gritaba desde el fondo de su alma, pero jamás emitió sonido alguno, jamás llego a lastimarse de si mismo.

Ámame, déjame, perdóname.

Entre sollozos calló al suelo, el barro lo cubrió de tierra, de la tierra de donde salió una vez. Cual Edgar Alan Poe gritó por su bella amada que fue enterrada viva. Miró al cielo y vio caer gota a gota. El tiempo se ralentizaba bajo su sombra. No hay más camino, no hay más salidas, no hay más. Perdóname. En medio de ninguna parte, calado y tiritando, la lluvia se deslizaba sobre su pelo llegando hasta su barbilla, perdiéndose en la tierra de donde nació.

-Ando en círculos, recorro una vida que ya caminé, siento un dolor demasiado conocido. Los recuerdos son capaces de volver loco al más cuerdo, de dar sentido a una vida demasiado vacía-. Eres un bohemio, reconócelo antes de desfallecer, has dado tu vida a un rayo de Luna, has dado una vida entera a algo tan breve… Sonríe, dejará de llover, la luz aparece de nuevo. No te escondas, sé que lo haces sin querer, abre los ojos, deja de huir. ¿Por qué? ¿Por qué no puedes continuar? Sé valiente, demuestra que una vida sin Lilith también es una vida. Deja de huir, escúchame, no te cierres, deja de taponarte los oídos con recuerdos inconclusos. ¿Por qué me echas? ¡Tan sólo soy un perro viejo que se cansó de buscar, escúchame! Eres demasiado cabezón. Regalas tu existencia por un respiro, la cambias por una sonrisa, por una caricia.

Su boca comenzó a pronunciar sonidos inaudibles, parecían lamentos, martirios, sufrimientos demasiado arraigados como para que cesaran. Oraciones aprendidas a fuego. Allí, mientras que la lluvia luchaba contra la niebla, un cuerpo reposaba sobre la tierra mojada. Solo, cansado y triste. Recordando el río que nunca llegó al mar, recordando la noche en que Lilith cayó, recordando el tacto de su piel sobre su cuerpo. Soñando, soñando no estar solo, soñando no estar triste, soñando no estar.

Recordando, soñando…

1 comentario:

  1. creo que éste no lo había leído... es muy intenso.




    lo siento... yo sí que lo siento... y no me cansaré de repetírtelo.

    ResponderEliminar